Nada bueno puede nacer mientras lo viejo no termina de morir. El Presidente demoró su renuncia y, mientras tanto, embarró aquello que durante más de un año se olvidó de emprolijar. A continuación, algunas ocupaciones que San Lorenzo debe atender en lo inmediato.
San Lorenzo atraviesa horas trascendentales desde lo institucional, con una Comisión Directiva que -según el Estatuto- puede convocar a elecciones extraordinarias (pero hasta ahora no lo hizo), a la vez que prolongó más de lo debido su anunciada renuncia, clave para darle margen de acción a la Asamblea de Representantes.
Estos últimos días, el Presidente no gestionó y sólo se ocupó de meter las narices donde dijo que no quería, llevando agua para su molino con la salida de Néstor Ortigoza y Juan Manuel Salgueiro, por un lado, y con la renovación del contrato de Pablo Migliore, por otro.
Mientras por estas horas se anuncia la formalización de su renuncia y la de otros directivos oficialistas (concretada luego de una expresa solicitud de Grondona), San Lorenzo pide a gritos un comando institucional legítimo con facultades para gestionar lo que le corresponde por derechos de formación de Ezequiel Lavezzi (que representan alrededor de 2.700.000 de pesos), el nuevo sponsor en la manga de la camiseta al finalizar el contrato con Credipaz (que supera el millón de pesos) e intimar a la empresa Lotto por otro nuevo incumplimiento de un contrato que se cansaron de pisotear.
Hay una infinidad de cosas por hacer en San Lorenzo, sinónimo de ingresos genuinos que pueden oxigenar las cuentas institucionales y complementar la conformación de un equipo competitivo junto con los casi 4,5 millones que recibirá el Club en concepto de televisación. Pero, primero, impera reunificar la toma de decisiones para planificarlas.
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