San Lorenzo está con respirador artificial. No es momento para salvaguardar la imagen personal o quejarse por cuestiones totalmente secundarias. ¿Cómo exigir seriedad y compromiso sin predicar con el ejemplo?
¿En qué quedamos? Si "hay que estar más unidos que nunca" y "uno de los males del Club es la política" (así, como entidad abstracta y demonizada), ¿por qué el intento de despegarte del presente deportivo, económico e institucional? ¿Por qué la proyección política propia y/o de un ladero?
Y si acabamos de sulfurarnos con el futbolista que se quejó de los balones que se usan en las prácticas y de la falta de perfume en la ropa, ¿resulta oportuno -con 180 minutos de vida o muerte por delante- decir que tenés el buzo lleno de agujeros y que faltan prendas?
Hasta el domingo, no puede pensarse en otra cosa más que en Independiente. En ganarle a Independiente.
La realidad no admite más gestos de egolatría ni tolera más controversias evitables. Los "salvadores" no existen. Y si San Lorenzo se hunde, no se salva nadie.
Fuente: De Boedo Vengo
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